Estas excavaciones sobre tierra arcillosa suelen aparecer, como es el caso, en las laderas del monte más cercano al núcleo de población de cada pueblo. Son calados de unos quince metros de largo y cerca de los tres metros de profundidad. Fueron hechas por los agricultores con el fin de elaborar en ellas su propio vino. Las bodegas entraron en desuso a finales de los setenta del siglo pasado cuando se introdujeron las técnicas industriales de producción del vino. En la actualidad, muchas de ellas han sido recuperadas como merendero.
El valor de estas construcciones se encuentra en el carácter etnográfico de las mismas, ya que sirven para describirnos hechos de las formas de vida tradicionales de los pueblos.
Lugares a visitar en las Ruedas de Ocón:
